La gran mayoría de los directivos confían en la capacidad de su organización para superar una crisis. Hay un sentimiento generalizado que las empresas están mucho más expuestas a sufrir una crisis hoy que hace uno años. Piensan, además que todas sus capacidades para afrontarlas son óptimas, y en muchos casos, sobreestiman su posible impacto que fácilmente se puede conseguir en la compañía o infravaloran las consecuencias.
Es la norma no contar con un manual de actuación ante ese posible escenario. La respuesta ha de ser rápida. La efectividad del liderazgo y la ágil toma de decisiones son fundamentales en la gestión de una crisis. Los directivos y los especialistas sanitarios tendrán previstos planes de continuidad y personal conocedor de la preparación y la gestión de las crisis.