La atención a pacientes pediátricos con enfermedades crónicas constituye uno de los mayores desafíos contemporáneos para nuestros sistemas sanitarios. No solo por las características específicas de sus necesidades, sino también por la trascendencia que las intervenciones tempranas tienen en la optimización de resultados en salud y en la garantía de calidad de vida a largo plazo. En este contexto, la reciente presentación del documento «Adaptación del Modelo de Atención Farmacéutica CMO en pacientes pediátricos» por parte de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) marca un hito significativo en la evolución hacia un paradigma de atención verdaderamente centrado en el paciente.
El modelo CMO y su adaptación a la población pediátrica
El modelo CMO (Capacidad, Motivación, Oportunidad) desarrollado por la SEFH dentro de su proyecto MAPEX (Mapa estratégico de Atención farmacéutica al Paciente Externo) ha demostrado ser una herramienta valiosa para la atención farmacéutica en población adulta. Sin embargo, su adaptación al ámbito pediátrico representa un reto mayúsculo, como señala Ramón Morillo, farmacéutico hospitalario y coordinador de MAPEX: «es la primera vez que se plantea contrastar la metodología en una población tan especial como es la pediátrica».
Esta adaptación ha sido posible gracias a la colaboración entre MAPEX y el Grupo Español de Farmacia Pediátrica (GEFP), que han trabajado conjuntamente para ajustar este sólido modelo a las características específicas del paciente pediátrico]. Un trabajo que ha contado con la participación de 14 profesionales procedentes de 10 centros diferentes, enriquecido además por la visión de una psicóloga que ha aportado perspectivas complementarias desde el ámbito de la salud mental.
Fundamentos metodológicos del modelo adaptado
El documento presentado establece un algoritmo de aplicación específico para la población pediátrica que estructura el seguimiento farmacoterapéutico desde la visita inicial. El modelo integra un sistema de estratificación basado en 18 variables agrupadas en cuatro bloques fundamentales:
- Variables demográficas (incluyendo categorías por edad)
- Variables clínicas
- Variables farmacoterapéuticas
- Variables sociosanitarias
Estas variables, ponderadas según su relevancia para determinar el riesgo global del paciente, permiten clasificar a los pacientes en tres niveles de prioridad, cada uno asociado a intervenciones específicas de atención farmacéutica.
El enfoque multidimensional como elemento diferenciador
La atención pediátrica trasciende ampliamente la mera prevención de enfermedades o el mantenimiento de la salud. Implica considerar al niño como un ser en desarrollo con necesidades biopsicosociales que requieren un abordaje integral. Como destaca Maite Pozas, farmacéutica hospitalaria y coordinadora del documento: «el modelo CMO pone al paciente en el centro, fomentando una participación activa del mismo. Con ese mismo espíritu trabajamos los farmacéuticos pediátricos».
Este enfoque multidimensional resulta especialmente pertinente en la pediatría, donde la enfermedad siempre constituye un problema familiar. La hospitalización, los tratamientos y las potenciales secuelas representan un desafío para todo el sistema familiar, generando alteraciones estructurales, procesuales y emocionales en su dinámica. Por ello, cualquier intervención efectiva debe considerar al niño en su contexto familiar y social.
Valoración integral de síntomas y necesidades
Un elemento central de este enfoque multidimensional es la valoración de síntomas tanto físicos como psicológicos del paciente. Como recomienda la Guía de Práctica Clínica sobre Cuidados Paliativos en Pediatría, esta valoración debe ser «multidisciplinar, individualizada, adaptada al niño, niña, o adolescente y su familia y continuada en el tiempo». El Memorial Symptom Assessment Scale (MSAS) es mencionado como el único instrumento multidimensional diseñado para evaluar múltiples síntomas que ha sido adaptado para uso pediátrico.
La interdisciplinariedad como pilar del modelo
La asistencia pediátrica de calidad requiere un equipo multiprofesional cuyos miembros trabajen coordinadamente con el objetivo común de la recuperación del niño. El documento de la SEFH reconoce esta realidad y propone un modelo de atención que integra diferentes perspectivas profesionales.
Como señala Carmem Elisa Villalobos Tapia, la interdisciplinariedad busca «la comprensión de la complejidad de la realidad que envuelve a un niño internado y la superación de la visión reducida del mundo de los profesionales de la salud». Esta perspectiva promueve la aproximación y el diálogo entre diversos profesionales, permitiendo pensar en el niño en su totalidad y favoreciendo el crecimiento personal de todos los implicados.
Retos y próximos pasos en la implementación del modelo
La presentación del documento constituye un primer paso significativo, pero como señala Pozas: «el trabajo no acaba aquí, el siguiente reto es la implantación real del modelo en nuestras consultas». Para avanzar en esta dirección, ya se está trabajando en el diseño de un proyecto de investigación con el objetivo de demostrar el valor del modelo en la población pediátrica.
Ramón Morillo anticipa que «la homogeinización de actuaciones que propone la guía esperamos que suponga un gran avance en la mejora de la experiencia del paciente, ayudando a los profesionales que atienden a esta población a impulsar un cuidado más multidimensional».
Implicaciones para la práctica pediátrica hospitalaria
Para los equipos de pediatría hospitalaria, este modelo representa una oportunidad para:
- Estructurar la atención farmacéutica a pacientes pediátricos con enfermedades crónicas mediante criterios homogéneos y validados.
- Integrar la perspectiva farmacéutica en el manejo multidisciplinar del paciente pediátrico.
- Situar al paciente y su familia en el centro del sistema, considerando sus necesidades específicas.
- Desarrollar estrategias de seguimiento adaptadas al nivel de riesgo de cada paciente.
- Mejorar la coordinación entre los diferentes niveles asistenciales implicados en el cuidado del paciente.
Conclusión
La adaptación del modelo CMO para pacientes pediátricos representa un avance significativo en el desarrollo de una atención farmacéutica de excelencia centrada en las necesidades específicas de la población pediátrica. Su enfoque multidimensional e interdisciplinar, alineado con las estrategias nacionales e internacionales para la mejora de la atención sanitaria, ofrece un marco prometedor para optimizar los resultados en salud y la calidad de vida de los pacientes pediátricos con enfermedades crónicas.
Como profesionales dedicados a la consultoría en atención pediátrica hospitalaria, debemos reconocer el valor de iniciativas como esta, que promueven modelos de atención basados en la evidencia y centrados en las necesidades reales de los pacientes. La implementación efectiva de este modelo requerirá un compromiso sostenido por parte de todos los agentes implicados, pero sin duda constituye un paso importante hacia un sistema sanitario más humano, efectivo y orientado a las necesidades específicas de nuestros pacientes más vulnerables.